En este espacio encontrarán mis puntos de vista sobre los temas que gustan. No será la verdad absoluta (no creo que exista tal cosa) pero si mi verdad.

Relájense, lean y disfruten... Bienvenidos.

viernes, 7 de junio de 2013

Nace un nuevo caudillo

Por allá en el 2002, un personaje emergió como la única esperanza que teníamos los colombianos para enfrentar las terribles acciones de la guerrilla.  Pasaron 8 años y el país siguió con guerrilla y con una tremenda oleada de corrupción.

Hoy, en medio de un proceso de paz, ese “problema” de la guerrilla ha pasado a un segundo plano y la corrupción (que no viene de hace 10 años, si no mínimo 30) es el tema que nos ocupa la escena mediática y política. Y el caso de Bogotá es el más sonado de todos.

Al tener un nuevo tema, nuevos personajes surgen como posibles salvadores. Sin duda, el más fuerte de ellos es Gustavo Petro.

Es así, como estamos presenciando el nacimiento de un nuevo caudillo. Al parecer, no bastaron los 8 años con Uribe, ni el ejemplo del país vecino para darnos cuenta lo dañino que es esto.

El actual Alcalde de Bogotá ha tomado como bandera propia la pelea en contra de los carteles de la corrupción. 

Nadie puede negar que Petro fue uno de los pocos políticos que en su tiempo denunciaron el horror en que se había convertido la contratación pública en la capital colombiana. 

Repito: fue uno de los pocos, no fue el único, aunque así quiera parecer ahora. 

Desde su llegada a la Alcaldía, Petro ha seguido en su labor denunciante, se ha autoproclamado victima de persecuciones, complots, etc. Muchos de estos ciertos, otros no tantos.

Sin embargo, entre más se destapa la olla podrida en la que se convirtió la administración Bogotana en los últimos gobiernos más surge el Alcalde.

Hoy para muchos, Gustavo Petro es el gran héroe, el símbolo de la transparencia, ese personaje que nos va a rescatar de las garras que querían comerse viva a la ciudad. 

Error. Petro no nos va a rescatar de eso. Los únicos que podemos rescatar a la ciudad somos nosotros, sus ciudadanos.

Hipólito Moreno, los Hermanos Moreno, los Nule, Tapia, etc., no le robaron a Gustavo Petro; nos robaron a nosotros, los bogotanos. 

El problema no es de Petro… es de nosotros. Y la solución no está en Petro… está en nosotros. 

El alcalde, en una jugada (maravillosamente política) se ha tomado esa bandera y nosotros en nuestra pereza democrática permitimos que él se "encargue" de eso y así no es. 

La responsabilidad es nuestra: es de los que votamos por esos concejales corruptos o de los que no votamos, de los que trabajamos en las entidades públicas y privadas, de los que pagamos impuestos y de los que no, de los que sabíamos que eso pasaba y no hicimos nada para evitarlo. 

Por perezosos, por no cumplir nuestros deberes como ciudadanos es que hoy vemos, una vez más, como nace un nuevo caudillo. Ese personaje paternalista que nos va a solucionar todos nuestros problemas y al que debemos apoyar así tome malas decisiones “porque pobrecito, si lo persiguen es porque es bueno”.

Así como surgió  Uribe,  así está surgiendo Petro. Cada vez más iguales (obvio cada uno desde su extremo político), con discursos parecidos y con (cada vez más) seguidores extremistas…


La democracia sin duda alguna necesita líderes, pero no caudillos. ¿Volveremos a caer en eso o por fin nos haremos responsables de nuestra democracia?